Dice la leyenda que a Silvia la trajo de verdad una cigüeña. Y su espíritu libre y sus largas piernas hacen pensar que eso podría ser cierto. La italiana, que creció compitiendo en carreras de esquí, entró en nuestros corazones en 2015, cuando acabó segunda en la general del Freeride World Tour en la primera temporada en la que competía. Famosa por su velocidad y su gran técnica, nos preguntamos si de verdad podría ser un ave. Desde que abandonó el mundo de la competición, comenzó a enseñar y entrenar a esquiadores en su casa de las Dolomitas, aunque su meta sigue siendo ver sobre esquís todo el mundo que pueda. Ya sea saltando sobre un cortado en los Alpes o meditando sobre una slackline por encima de unos avellanos, Silvia se eleva a nuevos cielos con casa paso que da.

Esquió en Alaska y ganó la prueba, y luego quedó finalista del Campeonato del Mundo de freeride el primer año en el que participó

Entre competición y competición se sacó un diploma universitario

Exploró las Dolomitas vivaqueando durante cinco días

Subió y luego bajó esquiando una gran vía a más de 5000 metros de altitud

Aprovecha su libertad para explorar las montañas y descubrir entornos desconocidos

Ha ganado títulos nacionales y trabajó como profesor de esquí

Logros